Sabado al mediodia, el lugar, Paseo Ahumada con Huerfanos, mi primer fin de semana en la capital estando en mi internado rural en Coltauco (de eso hablaremmos despues). Iba yo pensando en como esta ciudad nos envenena lentamente sin que nos demos cuenta, cuando vi a un hombre cincuentón, de terno, que claramente no era el tipico flaite que se pasea por Ahumada.
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Él sólo estaba parado ahí levantando un improvisado cartel que decía: "Abrazos gratis". Me quedó mirando y abrió los brazos, mi primer instinto fue mirar a todos lados para saber donde estaba la camara oculta, pero enseguida, no sé que extraña fuerza me impulsó a abrir los brazos también, y nos abrazamos muy fuerte. Yo le preguntaba por qué nos estabamos abrazando y este señor sólo me decía: "Porque hace bien, y te vas a ir mas contenta". Nos tuvimos que separar porque habia dos personas detrás mio pidiendo su abrazo correspondiente. En ese momento me di cuenta que habia varias personas mas con el mismo cartel abrazando a desconocidos. Seguí mi camino.
Al rato pasé por el mismo lugar, pero en sentido contrario y noté había muchas mas personas que luego del abrazo se quedaron ahi e hicieron su propio cartel con lo que tenían a mano, una extraña enfermedad altamente contagiosa estaba infectando a los transeuntes de Ahumada y tenía un sintoma muy claro para diagnosticarla: todos sonreían.
. Me vine a mi casa caminando y pensando que si hubiese un decreto ley que nos obligase a abrazarnos por lo menos una vez al día, tal vez dejaríamos de ser uno de los paises con los mas altos indices de depresión
