sábado, 22 de julio de 2006

A Julieta, pequeña guerrera de tan solo un mes de vida

Julietita, pedazo de cielo:

Hoy que cumples un mes, te voy a contar como nos conocimos, por si se te han olvidado algunos detalles.
Un lunes mis compañeras y yo llegamos como alumnas a un hospital nuevo, un servicio nuevo y con docente nueva, como siempre, asustadas y desorientadas.
Y ahí estaba tu mamá, la paciente de la cama 54, mirando con ese gesto tan propio de ella, que vi tantas veces sin saber que significaba, con el tiempo me di cuenta de que era una gran sonrisa de la que jamás me olvidaría. Y tú, tú estabas con ella, adentro de su guatita. Ustedes estaban ahí, porque tu mamita tiene una pelotita dentro de su cabeza, que se llama tumor, que empezó a crecer cuando se embarazó, pero no te preocupes, no fue culpa tuya, así de caprichosos son los tumores; y le dolía mucho, así que tenían que darle un remedio que era bueno porque hacía que se le pasaran, pero lo malo es que se acostumbró al remedio y había que dárselo muy seguido, a eso le llaman adicción, pero no es una palabra muy linda, no?.

Una de las cosas que yo tenía que hacer en mi trabajo, era escuchar tu corazoncito, con un micrófono en la guatita de tu mamá. Y tu corazón siempre se escuchaba enseguida, muy fuerte y muy claro, desde entonces, pequeñita, tuve la certeza de que serías muy, muy fuerte. Excepto una vez, que tu mamá y tú se pusieron de acuerdo para hacerme una broma y en vez de tu corazoncito, escuché el de ella, que late muchísimo mas lento, que gran susto me hicieron pasar, por suerte te portaste bien y no lo hiciste nunca mas. Así fueron pasando los días, todas esperábamos que llegaras pronto, tu abuela también; ella siempre estuvo allí, no las dejó solas ni un minuto. Tu mamita es muy valiente, ¿sabes?, es mucho, muy fuerte, digna de admirarla, corazón; pero a veces se sentía muy mal, estaba asustada y por eso lloraba; yo de a poco me fui acercando para secarle sus lagrimitas y ahí me enteré que te llamabas Julieta. Llorabas tu también, bebé? También estabas asustada?

Y llegó el día, el 22 de junio, los doctores creen que lo eligieron ellos, pero entre nosotras, chiquitita mía, el día lo eligió Dios. Él, sólo Él, decide cuántos ángeles enviar a la Tierra, con qué misión y cuando están listos para llegar. Y entonces naciste. Fue una cesárea a las 10:23 de la mañana. No sabes que desorden teníamos mis compañeras y yo. Yo me fui corriendo de mi casa, para alcanzar a pasarle la cámara a tu abuela (que no tomó ninguna foto del momento en que naciste, pero estuvo ahí, que es lo importante). Después me arranqué para ir a verlas antes de que entraran al pabellón, y nos escapamos de un seminario con mis compañeras para verlas de lejos cuando estaban en pabellón, y también fuimos cuando salieron del pabellón…es que no queríamos perdernos nada. A ti, mi niña, te llevaron a Neonatología (que larga la palabra, la puedes pronunciar?) que es un lugar lleno de guaguitas, algunas mas chiquitas que tu, otras mas enfermitas que tu, pero ninguna mas linda que tu, eso te lo aseguro. Claro que tu no estabas enferma, el problema era ese remedio del que te hablé, tu también estabas acostumbrada a que a tu mamá se lo dieran y ahora querías que te lo dieran a ti. Pero rápidamente les demostraste a las tías que te cuidaban que eras fuerte y valiente, porque lo habías aprendido de tu mamá, y en poquitos días no necesitaste mas la droga, incluso la dejaste antes que tu mamá. Es que sabes, los grandes siempre hacemos todo mas complicado. Como yo sabia que eso también era difícil para ti, siempre te iba a ver, claro que a las horas mas inoportunas, te enojabas mucho por mis visitas a las 2 de la mañana?, es que no me aguantaba las ganas. Y ahí te contemplaba y te hablaba y tu me mirabas muy seria con tus ojos grandes, de pollito, como dijo la Cata. Y te decía que tuvieras paciencia, que quedaba poco, que lo estabas haciendo muy bien. Que tu mamá también estaba luchando con todas sus fuerzas para mejorarse y estar contigo y que la perdonaras si a veces no te podía ir a ver y si todavía no te daba su propia leche que es mucho mas rica que la embotellada que te daban ahí, pero que ya lo iba a hacer. Es que ahora para poder mejorarse le estaban dando unas pastillitas que la hacían dormir mucho. Conoces el cuento de la Bella Durmiente?, así estaba tu mamá.
Pero todo los esfuerzos, dieron resultado muy pronto, mi preciosa, y las dos un día viernes estuvieron de alta. La Joce y yo fuimos de casualidad a verlas solo un ratito y nos encontramos con esta sorpresa, no sabes como nos alegraron el día y lo importante que fue para nosotras estar ahí, eso es algo que tal vez algún día te explicaré, cuando estés sentadita en mis piernas escuchándome muy atenta. Te fuimos a buscar a la Neo, te vestimos, te abrigamos bien, te dimos la leche; fue la primera vez que te toqué y te tomé en brazos, que alegria sentía!. Y nos fuimos, Julietita. Tu mamá, tu abuela, la Joce, yo y tu en mis brazos saliendo del hospital, no se si alguien mas se dió cuenta, pero el mundo se paralizó por un minuto para verlas salir, triunfantes, esperanzadas y juntas.


No se cuando te volveré a ver, mi cielito, no se si en unos días, en un par de meses o en muchos años, pero cuando llegue ese momento solo espero saber que has aprendido algunas cosas:
Que has aprendido a reir y tambien a llorar cuando es necesario, a pedir por favor y dar las gracias, a demostrar tus sentimientos y gritar te quiero. A pedir perdon y perdonar. A mirar las estrellas y tratar de contarlas. A correr rapido. A mirar a los ojos. A amarrarte los zapatos. A leer muchos cuentos. A soportar a tus hermanitos, que aunque te molesten serán siempre tus mas bravos defensores. A pintar con los dedos. A jugar con bombitas de agua en las tarde de verano. A andar en patines y en bici. A mudar a tus muñecas. A hablar claro y no ser tímida. A no hacer pataletas. A llevarle leche a los gatitos abandonados. A no ser materialista y desprenderte de algunas de tus cosas para otros niños que lo necesiten más. A hablar mucho con Dios. A tocar flauta. A nadar debajo del agua. A decir incoherencias para alegrar a alguien que está un poco triste, siempre que sea el momento adecuado. A saber cuando alguien te está mintiendo. ¡A tomar fotos, bebé!, a captar cada momento que te sea especial. A siempre ver un poco mas alla de las cosas. A ser buena, pero no tonta. A bailar. A tirarte de cabeza por el resbalin, con mucho cuidado, claro. A observar a las personas. A comer algo salado y algo dulce al mismo tiempo. A ser una niña en una mujer y una mujer en una niña siempre.

Pero sobre todo, mi vida, espero que aprendas a amar, amar a los demas y amar tu vida y todo lo que en ella hay. A luchar y jamás darte por vencida, mientras Dios te lo permita.

Esto es todo lo que deseo para ti…mi guerrera, mi pollito, mi milagro del cielo.


domingo, 16 de julio de 2006

Que en qué estoy pensando...


Los rayos del sol iluminando la cocina. Mi gran apetito. Mi hiperactividad. Las embarazadas. Mi deseo de ser una “estudiante anónima”. Mi profesora de francés en el colegio. La alegría ante un examen con calificación no esperada. Olor a incienso entrando por el balcón. El mate bien amargo. Las conversaciones con José Miguel acerca de lo humano y lo divino.
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Gente riendo. Personas sinceras y auténticas. La pistola adentro de la caja de pizza. El frio. El dolor ajeno y mis lágrimas un poco reprimidas. El señor del abrigo negro. Mis vecinos. Los latidos cardiofetales. Mis coleguitas. Los mails. Julietita, pequeña guerrera. Mis fotografías. La película compré y no he podido ver. La gente nueva. Mi mamá. Mi deseo de bailar tango. La Piojera. El extrañar la rambla. Mis ocho horas de sueño, aunque a veces son dos. La cabalgata perfecta en el campo perfecto.

Las miradas. Eso de gestar nuevos rumbos. Mi ahijado Mensajes en mi celular. Una conversación pendiente. El nuevo hogar. Mi cigarro. Lo rápido que ha pasado el año. Dios. Una de mis canciones favoritas de Jaime Ross, tanto que la pensaba, hasta que casualmente la escuché. El recuerdo de la infancia con ese juego. La mala noticia de la Fran que fue un golpe para todas. La nostalgia ante una foto. Un niño de 3 años, con sida. La familia extranjera. Y yo.