lunes, 2 de febrero de 2009

Las puntas de las mesas

A uno lo largan a andar y comienza a hacerlo torpemente. Se golpea la frente con la punta de las mesas, pero uno, que se ha propuesto salir caminando, continúa, mirando desde abajo el mundo hecho para grandes.


Un buen día de boca contra el suelo, con la nariz sangrando, uno descubre el equilibrio y, parado en sus zapatos, comienza a saltar los muros, a recorrer los prados, a balancearse en las altas ramas de los álamos. Y ya las puntas de las mesas comienzan a golpearnos más abajo.


Un buen día, mirando el sol, uno descubre que la vida tiene cosas simples como la muerte ó complicadas como la misma vida ó cosas que no se entienden, como la razón, ó las cosas que uno aprendió sin saberlas, como el aroma de una flor.


Y es que a uno lo largan a andar y comienza a hacerlo torpemente y la cosa está en elegir y saber cual es la vida y cual es la flor.